Honduras

Isla de Roatán




Después de dos días en la finca decidimos continuar viaje. Tomamos una lancha a Livingston, un pueblo habitado por la etnia garifunas de origen africano que hablan su propia lengua y su música es Patrimonio de la Humanidad.  
El lugar es muy tranquilo, en la calle principal, que va desde el muelle hasta una playa en el mar,  están la mayoría de los hospedajes, bares y restaurantes. Desde acá caminamos unos cuarenta minutos hasta “Siete Altares”, unas cascadas con pozas para nadar, hacía unos días que estaba lloviendo y el color del agua era más oscura de lo que esperábamos, igual nadamos un rato.
Al día siguiente tomamos un ferry a Puerto Barrios, después un taxi a la frontera para cruzar a Honduras, después no se cuantos colectivos hasta llegar a La Ceiba.
La Ceiba no tiene prácticamente ningún encanto, simplemente es sitio obligado para ir a Roatán, Utila y los Cayos.
Decidimos ir a Roatán a pesar de que muchos nos habían advertido que era muy caro para nosotros y que la gente joven va a Utila, pero si no haces buceo y lo tuyo es la playa, tu lugar es Roatán. Encontramos algunos alojamientos accesibles por Internet y compramos algunas cosas en el super para sobrevivir un par de días.

Apenas llegamos a Roatán tomamos un taxi colectivo hasta West End, donde se aloja la gente joven, la playa es bastante linda y hay miles de bares y casas de artesanías, es como un pequeño pueblito.
Paramos en unos departamentos con vista al mar en West End, la calle de acceso estaba rota y gracias a eso conseguimos un descuento importante. De todas maneras las cosas no son tan caras como nos habían dicho y pudimos darnos algunos gustos, como comer camarones al frente del mar o tomar un margarita sentados en la arena.

El ritual de todos los días era mas o menos el mismo: tomar la lancha hasta wets bay, la mejor playa de la isla, pasar el día nadando o haciendo snorkel  y volver al atardecer a West End caminando por la playa.
Después de unos cinco días con este ritmo volvimos a La Ceiba para contratar un tour a Cayos Cochinos nuestro nuevo objetivo.

Cayos Cochinos





Temprano salimos para los Cayos, desde La Ceiba son unos 30 minutos hasta Sambo Creek donde nos esperaban para elegir nuestras patas de rana y de ahí una hora en lancha hasta Cayo Grande.
Dicen que estos cayos son uno de los mejores lugares para hacer snorkel, no soy experta ni he hecho esto en muchos lugares pero es buenísimo. Vimos diferentes tipos de corales, plantas de colores, peces enormes, algunos eran negros con los bordes amarillos, otros como transparentes con bordes entre verdes y azulados. También vimos una barracuda y un pez trompeta, ha!! y varias medusas.
Almorzamos en Cayo Cacahuate, donde nos quedamos a dormir. El almuerzo era pescado frito, rodajas de plátano frito y arroz con frijoles.
El cayo está habitado por Garífulas que viven de la pesca y cada vez más del turismo.
Nos quedamos en “El Hotel”, como le dice la gente del cayo, Román no dio una cabañita de madera, el baño está afuera. También hay un comedor en el que se come super bien.
Pasamos el día en la playa, cenamos lo típico, huevos, frijoles, queso y tortilla.
El cayo no tiene corriente eléctrica ni agua. A las siete de la tarde prenden un generador que da luz en el cayo por dos horas, algunas personas van a la pulpería a ver la telenovela, creo que es el único televisor del cayo. El día anterior, como una excepción habían prendido el generador a las cuatro de la tarde para ver el partido del  Barcelona con el Real Madrid, acá son fanáticos del fútbol.
Al otro día nos fuimos en la lancha de la una.

Ruinas de Copán




A las cinco de la mañana salía nuestra “flota” a Copán Ruinas desde La Ceiba, 35 dólares para levantarse muy temprano, esperar dos horas en una sala de espera aislada del resto del mundo con un aire acondicionado a temperatura “El Polo” en una empresa sólo para elegidos, Hedmans Alas para nada recomendable.
A la una del mediodía llegamos a Copán Ruinas, el pueblo parece de telenovela, rodeado de cafetales, las calles son adoquinadas, las casas de adobe con techos de tejas. Los hombres andan por la calle con sus machetes y sombreros de paja.
Fuimos caminando a las ruinas. Después de ver tantas ruinas pensé que ya nada me iba a sorprender pero la escalera de los jeroglíficos y a pesar del toldo horrible de plástico que tiene supuestamente para protegerla, es espectacular. Cada uno de los bloques de la escalera está tallado y los investigadores siguen trabajando para descifrar lo que está escrito.
El resto del sitio es bastante grande y tiene partes muy lindas como la de las residencias. No entramos a los túneles porque el que parece ser el más interesante, el de Rosalilla, estaba cerrado y la entrada es verdaderamente cara.
A la tarde cuando volvíamos al pueblo vi un cartel que decía a El Salvador: salidas los lunes a las 13hs, mañana es lunes… y si vamos unos días a El Salvador pensé?


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