El Salvador

Estamos en El Salvador



Y sí, era muy tentador venir a El Salvador, así que acá estamos. Los comentarios eran confusos, ante la pregunta ¿es peligroso El Salvador? Algunos nos miraban desconcertados, como pensando que nuestra pregunta era tonta o estaba cargada de prejuicios, otros nos decían que sí y que si fueran nosotros evitarían esa ruta. Al final, decidimos dejarnos llevar. Tomamos un Shuttle desde Copán Ruinas a Santa Ana en El Salvador, la ciudad más accesible para hacer La Ruta de Las Flores. Salimos a la una del mediodía y llegamos como a las siete de la tarde a Santa Ana, noche cerrada, la ciudad parecía abandonada, no había nadie en la calle, por suerte el conductor nos llevó hasta la puerta de nuestro hostal. Una vez ahí nos sentimos mejor, cenamos y decidimos ir al Volcán Santa Ana al día siguiente con otra gente hospedada en el Hostel.
El volcán Santa Ana es el más alto del país, son unas dos horas subiendo y otras dos para volver, lo más increíble es que hace unos años después de la erupción del volcán, se formó una laguna en el cráter y con todos los minerales que contiene, es verde esmeralda, bellísimo!!
Por lo demás, no deja de sorprender que sale una sola excursión por día a las once de la mañana con un guía y escoltada por dos policías armados para mayor seguridad.

Murales de Concepción de Ataco - El Salvador





Desde Santa Ana, en El Salvador, tomamos un colectivo a Guyúa, uno de los cinco pueblos que forman la Ruta de las Flores.
Guayúa es un pueblito colonial precioso, apenas llegamos nos fuimos a caminar. A la tardecita tomamos un taxi al pueblo de Nahuizalco, famoso por su mercado indígena nocturno. Dicen que desde hace muchos años, las mujeres del pueblo comenzaron a reunirse a intercambiar cosas al atardecer, y cuando anochecía iluminaban el mercado con velas. El mercado es muy pequeño, sólo son algunas cuadras en las que venden pollos, carnes, panes, verduras, comidas preparadas en fuentes de barro listas para llevar, o comer ahí. Las mujeres ya no usan la ropa típica, ni iluminan con velas los puestos, pero tuvimos tanta suerte, que ese día se había cortado la luz, y pudimos ver el mercado como hace años.
En los alrededores hay casas que venden muebles y canastos de mimbre.

Al día siguiente fuimos a conocer Ataco, es el pueblo con más fama de la ruta, y el más visitado por los salvadoreños, sobretodo los fines de semana.
Todos nos recomendaban ir a Ataco por los bares o las casas de artesanías, aunque como era día de semana, muchos nos dijeron que no tenía sentido ir. Nadie mencionó los murales, en realidad no son murales como los que había visto en otros lugares, esos que ocupan una parte de la pared, en Ataco toda la casa está pintada, si alguien se asoma por la ventana de su casa queda dentro de una pintura. Hay cuadras enteras pintadas con todo tipo de diseños como flores, gatos, soles, personas trabajando en las plantaciones de café, etc
Pasamos casi todo el día caminando por las calles del pueblo buscando casas pintadas, volvimos al atardecer a Guayúa donde estamos alojados.
Ataco es imperdible!


Producción de café - El Salvador






Esta región es una de las principales productoras de café de El Salvador. En el camino sentimos un olor muy intenso que, como después nos enteramos, proviene del proceso de secado de las últimas cosechas de café de este año.
La ruta está congestionada de camiones que llevan y traen bolsas de arpilleras llenas de café, cada tanto se ven policías controlando ya que el robo y tráfico de café es un problema en esta época.
Desde Guayúa fuimos al pueblo La Majada para vistar un beneficio, una especie de fábrica en donde compran el café a las fincas, realizan el proceso de secado y envasado para exportarlo. Casi todo el café que se produce en El Salvador se exporta a Europa en donde lo tuestan y le dan el toque final para comercializarlo con la etiqueta made in Italy.
La visita al beneficio me encantó y después de ver con que hacen el café instantáneo no voy a volver a tomarlo en mi vida.


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